Ensoñación
La noche supura silencio
embebida de pálidos sueños.
Mis ojos como dos tinajas de ébano
se resisten a cerrarse.
Las pupilas temblorosas
caen en un letargo...
Un vahído extraño.
Vienen a buscarme, trasojados,
multitudes de ojos azules y pardos
que fulguran en la lobreguez
como estrellas de vidrio en una esquina del cuarto.
Se repiten nombres extraños,
tiritan los miedos más raros...
Se viste de sombras el espacio
que me abraza y me contiene.
¡Una hilera de palabras
se levanta de entre mis manos
buscando un papel blanco!
Llueven ecos anacrónicos
que desfiguran los contenidos,
y van y vienen los versos
con y sin sentido...
La noche supura su llanto,
en la gota del sereno tardío,
mientras el sueño me atrapa
en un extraño vahído...
Paula
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